sábado, 21 de marzo de 2015

ABRAZOS



EL DIA DE LOS ABRAZOS
Como explicar el gran regalo que significa para mí, cuando hago las quedadas de abrazos, todo lo que diga es poco, cualquier palabra se queda sin significado, al lado de las emociones  que en mí se desencadenan.
En Magdalena hice dos encuentros, uno el sábado con los ojos vendados y otro el domingo sin venda en los ojos.
El sábado fue toda una experiencia, la primera vez que me quedo con los brazos abiertos esperando a recibir abrazos, oía a la gente a mí alrededor, debatían si me abrazaban o no, yo escuchaba atenta para intentar averiguar la decisión, otras veces no hablaban y venían directamente a abrazarme, ese momento único, intenso, el primer contacto, ese permitir que las auras se fusionen, son instantes mágicos.
El domingo la quedada era sin venda, “ahí ya estoy en mi salsa”. Porque digo esto, pues porque ya lo he hecho más veces y tengo cierta experiencia. Así puedo provocar los abrazos, porque yo sonrió,  hablo con las personitas, las veo, les pido que me den un abrazo, las incito. Al final acabo feliz, no, lo siguiente, eufórica y sintiendo como todas mis células están desbordadas de amor, de energía, calor… de hecho a las dos horas de acabar con el evento de los abrazos, tenía un calor sofocante, sentía en mi pecho y en mi panza un calor diferente, era un subidón de energía, una acumulación de felicidad. ¿Es posible tener una acumulación de felicidad? No lo sé, pero yo notaba como saltaban las células dentro de mi cuerpo, todas a la vez agitándose, como aplaudiendo contentas.
Es curioso la forma en que la gente abraza, hay para todos los gustos, unos me dan palmaditas en la espalda, otros me balancean, otros me aúpan, otros me estrujan como si tuvieran miedo a que me desvaneciera, otros me frotan la espalda, pero todos lo hacen con amor. La experiencia siempre es diferente, porque la gente es diferente y vienen a ofrecer lo que tienen desde la humildad a corazón abierto.
Yo solo puedo dar las gracias a todas las personas, que dejando de un lado las creencias, vienen a darme un abrazo, a todos mis amigos y familia, que son mis seguidores fieles, gracias, porque por ser así, yo puedo ser como soy.
Abrazadora vocacional.
Desam. Ferrández                   


1 comentario:

  1. En un café de Madrid, cuyo nombre no puedo precisar, un señor mayor, de barba entrecanada, leia tebeos y cosas infantiles. Se recargaba el corazón, y lo mas importante, asi mismo se animaba a más y reconfortaba su alma.

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