jueves, 14 de abril de 2016

ARBOL

¿Cuándo fui árbol?
Sí hoy pudiera ser árbol ¿Qué árbol elegiría….?
Hoy elegiría un árbol alto hasta el cielo, con hojas largas, finas, sibilinas…
Me tumbaría a sus pies y miraría el cielo a través de sus hojas, pararía la mente para estar, sin más.
Escucharía el soneto lánguido promovido por la suave brisa, sin prisa las hojas bailan, sin estrés llevan un ritmo continuo, las siento disfrutar de la tierna caricia que reciben.
Oigo sus callados gemidos, me transmiten el placer que sienten en susurros, para no despertar al resto del bosque ya que este dormita.
Sigilosa subo por su tronco, me despojo de ropa y tiempo, para imitar a las hojas, dejándome mecer por el fuerte tronco y sentir en mi piel la caricia de la lívida brisa, tanto siento, que eriza mis sentidos.
Una nube se acerca, me ve y derrama sus frías gotitas sobre mi desnudez, imito otra vez a las hojas, me dejó recorrer la espalda por las primeras gotas, llegando a un éxtasis no planeado y ni siquiera pensado.
Observo como estos brillantes después de recorrer mi cuero se tiran intrépidos, para perderse en el manto cálido que los acoge con deleite.
Siento como se desprenden complaciéndome, disfrutando con el tacto y la visión
Recuerdo este placer ¿Cuándo deje de ser árbol?
Me escurro por el tronco de la misma manera que subí, en silencio para no molestar a los ojillos que ya han despertado y miran curiosos cómo me mimetizo, ahora que el blanco de la piel ya no es tan blanco.
El perfume embriagador de la tierra mojada inunda el sentido menos acusado en esta secuencia, dejo que invada todas las papilas, cierro los ojos, me transporto por el recuerdo mientras mis pies se van hundiendo en la barro, me doblo y clavo mis manos en la tierra, me arrodillo y dejo que el recuerdo de la tierra mojada en mi cuerpo llegue a todas las células, me tumbo en posición fetal debajo del árbol.
Por cuna un manto suave de tierno polvo, por manta una tímida y menuda osa, que desde lejos me ha olido y ha venido a reconocerme, por música y ahora ya sin lluvia, las haditas de las campanillas florales, no sé si he perdido el sentido…o el propio juicio…
Mi imaginación es activa y tengo dudas, no sé si abrir los ojos para despertar de este sueño o quedarme así y seguir sintiendo… si los abro y es un sueño me desvaneceré…
Me quedo quieta, con los sentidos encrespados para que no pierdan detalle.
Vuelvo a preguntarme ¿Cuando deje de ser árbol?

Desam. Ferrández




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