Hoy he hecho un entrenamiento diferente.
El día esta espeso, el ambiente esta denso y yo estoy muy
realista que no negativa, ya que lo que
veo, es lo que realmente me acompaña.
Veo con total nitidez la basura que está en el camino y en
sus alrededores, pienso en una gran aspiradora selectiva de basura, para
pasarla por doquier, sin aspirar nada más que la gran cantidad de papeles,
plásticos, latas y un largo etc.….. Que ensucia caminos, huertos, playas…….
Hay montones de brazos de grúas abandonadas, amontonadas en
la nada, enormes torres de tendido eléctrico, que junto con las bajas y densas
nubes, dan un toque macabro al ambiente, demasiado espeso para mi gusto, tanto
que al darme cuenta, me tengo que liberar del gabán pesado que como una losa se
adhiere a mi espalda, haciendo el entrenamiento pesado y más oscuro de la
habitual.
Intento desviar la vista, en busca de flores que me alegren
y sí, ahí están, pero si sigo observando, continúo encontrando basura y desecho
de cosas, junto a las flores.
¿Qué pasa? Porque hoy, estoy tan consciente de que además de
cosas lindas, también están las cosas, a secas.
Intento amar la lata abandonada, pero de verdad que me
cuesta y juzgo ¿por qué somos así de abandonados con el espacio que nos rodea?
¿Por qué no amamos el lecho por donde pisamos?
Este camino lo he hecho otras veces, pero como siempre voy
emocionada por la vida y por su hermosura, me había perdido esta parte, que
también forma parte de la propia vida.
Sigo, el paisaje va cambiando, el sol consigue hacerse un
hueco entre las nubes y el día empieza a resplandecer, pero sigo con la misma
percepción y veo tanto el sol, pájaros, plantas, como los desperdicios
acumulados en la cuneta y por todos los lados.
Empiezo a integrar la basura en el camino y dejo de darle
importancia, aunque algo sigo llevando pegado, ya que no consigo sonreír como
siempre. Es temprano y hasta ahora no me cruzo con gente, empiezo a jugar, me
encanta flirtear con la mirada que se cruza con la mía. Je je je
Por fin llego al mar y su sonido me ayuda a desviar mi
atención, aunque el suelo es lo que más veo en todo el recorrido.
Al finalizar de la ida, paro a almorzar y la vuelta se hace más
ligera, un último tramo por la playa me libera de la tensión muscular y mental,
me sienta fenomenal al sentir liberados mis pies y mi cabeza, ya que como son
muchas horas he cogido la gorra, cosa inusual en mí.
Me siento más alta, que cosas pienso je je je.
Se acaba la playa y me coloco las zapas y la gorra y en ese
momento soy consciente de que la gorra me impide ver el cielo, ver con claridad
todo lo que me rodea, el grande y maravilloso todo y hace que pierda amplitud
de enfoque, reduciendo el espacio que me rodea por encima, concretando la
visión más baja y estrecha. Me doy cuenta de que por esto he visto más el suelo
y menos el cielo, que fuerte!!!! Una simple gorra ha hecho que yo viera con
cruda realidad, lo que hay a mi alrededor, está bien.
Por huir de la barrera de las gafas, me puse la barrera de
la visera.
Estoy aprendiendo a entrenar, a escuchar mi cuerpo, mi
cuerpo me habla aunque no siempre le hago caso, estoy aprendiendo a escucharlo,
pero esto de la gorra no me lo esperaba.
Ahora tengo más compresión sobre una frase que en los
últimos años se me repite
“nada es lo que
parece” si una visera es capaz de limitar mi campo de visión, cuanto limitara
mi visión, mi pensamiento y mi predisposición hacia una cosa, ufff... no sabría
qué contestar.
La lección me parece obvia, ver las cosas con y sin visera o
para decirlo de otra manera ver las cosas desde varias perspectivas, para luego
poder opinar que no juzgar sobre ellas. Conseguir ver las cosas como
observadora distante, sin implicarme y sin juzgar, buen reto.
Tanto como otros retos que me pongo en la vida, solo para disfrutar
más de todo lo que me rodea, no me quiero perder ni el más insignificante detalle,
ya que creo que en las pequeñas cosas, esta la esencia de la vida y de la
felicidad , vivir pequeños instantes irrepetibles.
Desam. a la búsqueda de soplos únicos de amor y felicidad.
Como Dora la exploradora, yo exploro mi interior y mi exterior para encontrar
mi propia paz, mi calma y mi anhelado equilibrio.
DESAM. FERRANDEZ
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