viernes, 22 de enero de 2016

MADRID



Madrid….
Madrid me ha ganado el corazón.
Me he enamorado de Madrid, de sus habitantes y hasta de sus visitantes.
Me ha recibido con sus brazos abiertos, me encanta tu gente, son muy amables y joviales. Ha sido un viaje impresionante, donde todo ha fluido, donde hasta el autobús parecía compinchado conmigo, no me dejaba descansar, saltábamos de una parada a otra y la espera  era  muy breve o incluso nos esperaba el vehículo siguiente, para que el poco tiempo del que disponía me cundiese  y viera lo máximo posible.
Me he sentido viva, todo el tiempo sorprendiéndome por la arquitectura de tus edificaciones, preciosos ladrillos rojos engalanan las fachadas. He recorrido desde su casco antiguo hasta sus edificios más modernos y vanidosos.
También es verdad que he ido de la mano de un madrileño, que me ha presentado a su ciudad desde el corazón, quizás por eso yo también, lo he vivido a través de su corazón y su pasión.
No me la esperaba así, tan cálida, esperaba una ciudad fría, cosmopolita y sin embargo he encontrado una ciudad cercana, afable, sin dejar de lado su buen hacer y su gran profesionalidad para todos los que he tenido el gusto  de conocer.
Aquí he pagado el carajillo más caro de mi vida, sin  embargo lo disfruté  hasta la última gota, en un lugar con encanto  el “Café Gijón” aquí he podido disfrutar de una tertulia muy agradable  con mi guía turístico castizo y particular; no había ningún tertuliano popular, por lo que es reconocido dicho café, sin embargo todos tertuliábamos agradecidos por la solera del local, era como que nos inducía a charlar y distendernos, mientras  nosotros observábamos los detalles del lugar, que bonito espacio…
No me despido de ti Madrid, digo un hasta pronto, me queda mucho por disfrutar, quiero conocerte, quiero disfrutar de tus museos, de tu amplia agenda cultural y también adentrarme en tus  rincones más secretos, esos que  el turista  no ve y  sin embargo un oriundo conoce  bien, esos espacios perdidos y olvidados para el lugareño y que no obstante poseen un encanto especial para el paseante.
Dicen que hay que tener enchufe hasta en el infierno, pues yo me voy a provechar de la magnífica antena de la que dispongo, para conocer tus interiores y así seguir maravillándome con tus gentes y tus edificios, que tan sabiamente conservas y aprovechas.
Gracias amor por este magnífico fin de semana
Gracias
Gracias
Gracias

Desam. Ferrández

                                       

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